Realidad Esencial




REALIDAD ESENCIAL




Bienvenidos al blog donde investigaremos sobre la Realidad, sobre lo que realmente somos más allá de las apariencias e ilusiones, sobre la no-dualidad.

Lee las entradas con una mente abierta dejando que los contenidos te "resuenen", lo que no puedas aceptar, déjalo para más adelante. No se trata de creer nada, más bien, se trata de investigar por si mismo lo que nos apuntan los grandes maestros. La experiencia nos confirma que somos un potencial inmenso, infinito de amor, inteligencia y energía (en palabras del maestro Antonio Blay) a actualizar, a llevar a la acción…



Espero te sientas a gusto en este espacio creado con amor.

Juani


jueves, 24 de julio de 2025

El deseo- demanda interior


Cuando en nosotros hay el deseo de algo, eso quiere decir que esencialmente existe en nosotros la posible realización de ese algo. El deseo puede tener dos formas básicas: o bien yo deseo llegar a ser de un modo determinado, o bien deseo algo externo a mí.
Yo puedo desear llegar a vivir con una gran serenidad, o con una gran seguridad interior, o con una gran paz; o puedo desear una casa muy bonita, o poder disponer de unos medios económicos que me permitan una autonomía en mi vida.

O sea, puedo desear algo de mí, de mi interior (en relación a mi modo de ser), o puedo desear un objeto. Pero cuando miro bien eso..., me doy cuenta que en último término las dos cosas son una sola.
Yo deseo un objeto, o deseo unas determinadas condiciones exteriores, porque creo que en aquellas condiciones yo me sentiré mejor, yo seré más feliz, yo viviré de un modo más pleno.

O sea que, en definitiva, siempre estamos buscando vivir de un modo más pleno, más satisfactorio, más completo, más auténtico. Lo que pasa es que a veces lo buscamos directamente, aspirando al estado en sí, y otras veces lo buscamos indirectamente, a través de una condición externa: que las personas cambien, que tengan otro carácter, que en mi trabajo me asciendan, que yo aumente de categoría, etc. Pero en el fondo siempre todo va a parar a esta exigencia profunda de vivir yo más mi propia plenitud, de un modo u otro.

Esta plenitud se desea porque ya está empujando por dentro. El deseo no viene simplemente de algo que nos falta. Si nos faltara algo y sólo eso, esto no generaría nunca el deseo.
El deseo solamente se genera cuando, por un lado, yo vivo limitado, y por otro lado, otro nivel en mí vive o percibe una plenitud. Es el contraste entre estas dos cosas que hay en mí lo que genera el deseo.

Si yo solamente fuera eso limitado, viviría la limitación como única posibilidad, sin contraste posible, sin demanda posible. Yo sería eso y no podría aspirar a más porque no podría sentir o intuir nada más.
Pero resulta que a pesar de vivir unas limitaciones, algo en mí intuye que hay otro modo de vivir más pleno, más auténtico. Esto es lo que produce el deseo.
El deseo no nos viene nunca del exterior, el deseo nos viene por ese desequilibrio interior existente entre lo potencial y lo actualizado.
Si no hubiese este potencial, aunque se nos ofrecieran exteriormente toda clase de estímulos, no habría respuesta interior.

Yo tengo hambre y en la medida que tengo hambre, la intuición, el instinto, me dice que he de comer unas cosas; pero en el momento en que el hambre ha quedado satisfecha, en el momento en que hay un equilibrio entre mi conciencia orgánica y mi demanda interior, entonces ya no hay hambre, y aunque aparezcan alimentos en el exterior, aquello no me produce hambre. El hambre se debe, pues, a un desequilibrio interior. Y todo deseo es exactamente igual; las cosas exteriores no me tentarían si no hubiera una demanda interior.

A. Blay



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