Realidad Esencial




REALIDAD ESENCIAL




Bienvenidos al blog donde investigaremos sobre la Realidad, sobre lo que realmente somos más allá de las apariencias e ilusiones, sobre la no-dualidad.

Lee las entradas con una mente abierta dejando que los contenidos te "resuenen", lo que no puedas aceptar, déjalo para más adelante. No se trata de creer nada, más bien, se trata de investigar por si mismo lo que nos apuntan los grandes maestros. La experiencia nos confirma que somos un potencial inmenso, infinito de amor, inteligencia y energía (en palabras del maestro Antonio Blay) a actualizar, a llevar a la acción…



Espero te sientas a gusto en este espacio creado con amor.

Juani


lunes, 31 de octubre de 2011

Conciencia


  Así como el agua puede ser sólida, líquida o gaseosa, la conciencia puede estar «congelada» y tomar la forma de la materia física; puede ser «líquida», tomando la forma de la mente y del pensamiento, o puede ser informe, como la conciencia pura.

  La conciencia pura es la Vida antes de manifestarse, y esa Vida mira al mundo de la forma a través de «tus» ojos, porque esa conciencia es quien tú eres. Cuando te conoces como Eso, te reconoces en todas las cosas. 

  Es un estado de completa claridad de percepción. Ya no eres más una entidad con un gravoso pasado, convertida en una pantalla de conceptos que interpreta cada experiencia.

  Cuando percibes sin interpretación, puedes sentir qué es lo que se percibe.
   Lo máximo que podemos expresar con el lenguaje es que existe un campo de quietud consciente en el que ocurre la percepción.

A través de «ti», la conciencia informe se hace consciente de sí misma.

                                                                                                                   E. Tolle

sábado, 29 de octubre de 2011

La Verdad

 
Era un joven que había decidido seguir la vía de la evolución interior. Acudió a un maestro y le preguntó:

--Guruji, ¿qué instrucción debo seguir para hallar la verdad, para alcanzar la más alta sabiduría?

El maestro le dijo:

--He aquí, jovencito, todo lo que yo puedo decirte: todo es el Ser, la Conciencia Pura. De la misma manera que el agua se convierte en hielo, el Ser adopta todas las formas del universo. No hay nada excepto el Ser. ú eres el Ser. Reconoce que eres el Ser y habrás alcanzado la verdad, la más alta sabiduría.

El aspirante no se sintió satisfecho. Dijo:

--¿Eso es todo? ¿No puedes decirme algo más?

--Tal es toda mi enseñanza -aseveró el maestro-. No puedo brindarte otra instrucción.

El joven se sentía muy decepcionado, pues esperaba que el maestro le hubiese facilitado una instrucción secreta y algunas técnicas muy especiales, incluso un misterioso mantra.

Pero como realmente era un buscador genuino, aunque todavía muy ignorante, se dirigió a otro maestro y le pidió instrucción mística. Este segundo maestro dijo:

--No dudaré en proporcionártela, pero antes debes servirme durante doce años. Tendrás que trabajar muy duramente en mi ashram (comunidad espiritual|. Por cierto, hay un trabajo ahora disponible. Se trata de recoger estiércol de búfalo.

Durante doce años, el joven trabajó en tan ingrata tarea. Por fin llegó el día en que se había cumplido el tiempo establecido por el maestro.

Habían pasado doce años; doce años recogiendo estiércol de búfalo. Se dirigió al maestro y le dijo:

--Maestro, ya no soy tan joven como era. El tiempo ha transcurrido. Han pasado una docena de años. Por favor, entrégame ahora la instrucción.

El maestro sonrió. Parsimoniosa y amorosamente, colocó una de sus manos sobre el hombro del paciente discípulo, que despedía un rancio olor a estiércol. Declaró:

--Toma buena nota. Mi enseñanza es que todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en todas las formas del universo. Tú eres el Ser.

Espiritualmente maduro, al punto el discípulo comprendió la enseñanza y obtuvo iluminación. Pero cuando pasaron unos momentos y reaccionó, dijo:

--Me desconcierta, maestro, que tú me hayas dado la misma enseñanza que otro maestro que conocí hace doce años. ¿Por qué habrá sido?

--Simplemente, porque la verdad no cambia en doce años, tu actitud ante ella, sí.


Cuando estás espiritualmente preparado, hasta contemplar una hoja que se desprende del árbol puede abrirte a la verdad.

                                                                                                                 Namasté

martes, 25 de octubre de 2011

ESTOY AQUÍ


¿Me necesitas? Estoy aquí.

No puedes verme, y sin embargo
soy la luz por la cual ves.

No puedes sentirme, y sin embargo
soy el poder que trabaja en tus manos.

Estoy trabajando, aunque tu no 
reconozcas mis obras. 

No soy extrañas visiones.
No soy misterios.
Sólo en la quietud absoluta
mas allá del ser puedes conocerme como soy.

Y sin embargo, estoy aquí
y sin embargo escucho
y sin embargo respondo.

Cuando me necesitas estoy aquí.
Aun si me niegas, estoy aquí.
Aun cuanto te sientas completamente solo, estoy aquí.
Aun en tus miedos y en tu dolor, estoy aquí.

Estoy aquí cuando rezas y cuando no rezas.
Estoy en ti y tu estás en mí.

Solo en tu mente puedes sentirte separado de mí.
Porque solo en tu mente están las tinieblas de lo tuyo y lo mío.
Y aun así, solo con tu mente puedes conocerme y experimentarme.

Vacía tu corazón de temores vacíos.

Sólo en Mí el mundo tiene sentido.
Sólo en Mí, el mundo toma su forma.

Soy la ley sobre la cual el movimiento de las estrellas
y el crecimiento de las células están fundados.

Soy el amor por el cual la ley se cumple.
Soy la seguridad.
Soy la paz.
Soy la Unidad.
Soy el amor al cual te puedes aferrar.
YO SOY

Aunque tu falles al encontrarme
Yo a ti no te fallaré.

Aunque tu fe en mi sea inestable
La mía en ti es inconmovible.

Porque te conozco.
Porque te amo.
Amado mío, estoy aquí.

Dillet Freeman.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Dice el poeta Kabir


¿De qué le sirve al sabio abstraerse en el estudio detallado de palabras sobre esto y lo de más allá, si su pecho no está empapado de amor?

¿De qué le sirve al asceta vestirse con vistosos ropajes, si en su interior no hay colorido?

¿De qué te sirve limpiar tu comportamiento ético hasta sacarle brillo, si no hay música dentro de ti?

El discípulo: «¿Cuál es la díferencia entre el conocimiento y la iluminación?»

El maestro: «Cuando posees el conocimiento, empleas una antorcha para mostrar el camino. Cuando posees la iluminación, te conviertes tú mismo en antorcha».




domingo, 2 de octubre de 2011

La Verdad Espiritual

  
  La verdad espiritual no es algo complejo ni esotérico, sino que, de hecho, es simple sentido común. Cuando se comprende la naturaleza de la mente, se desprenden las capas de confusión. 
  En realidad, no se «convierte» uno en un buda, sino que, sencillamente, va cesando poco a poco de estar engañado. Y ser un buda no es ser una especie de superhombre espiritual omnipotente, sino llegar a ser por fin un verdadero ser humano. 
 Una de las mayores tradiciones budistas denomina a la naturaleza de la mente «la sabiduría de lo ordinario».
 Es imposible insistir lo suficiente: nuestra verdadera naturaleza y la naturaleza de todos los seres no es algo extraordinario. La ironía está en que lo extraordinario es nuestro mundo supuestamente ordinario, esa fantástica y compleja alucinación de la visión engañosa del samsara. Es esta visión «extraordinaria» la que nos ciega a la naturaleza inherente y «ordinaria» de la mente. 
 Imaginemos que los budas estuvieran contemplándonos en este mismo instante: ¡cómo se asombrarían tristemente ante la complejidad y el ingenio letal de nuestra confusión! 
A veces, y puesto que somos tan innecesariamente complicados, cuando un maestro nos introduce en la naturaleza de la mente, lo encontramos demasiado sencillo para creerlo. 

 Nuestra mente ordinaria nos dice que no puede ser así, que tiene que haber algo más. Por fuerza tiene que ser más «glorioso», con grandes luminarias en el espacio que nos rodea, ángeles de cabellera dorada volando a nuestro encuentro y una resonante voz que proclama: «Acaba de ser usted introducido a la naturaleza de su mente». 
 No hay tal espectáculo. Puesto que en nuestra cultura se valora exageradamente el intelecto, podemos suponer que para alcanzar la Iluminación hace falta una inteligencia extraordinaria. En realidad, muchas clases de inteligencia sólo implican mayor obscurecimiento. 

 Un proverbio tibetano dice: «Si eres demasiado listo puedes marrar por completo». 
Patrul Rimpoché señaló: «La mente lógica parece interesante, pero es la simiente de la confusión». La gente puede obsesionarse con sus propias teorías y perder el sentido de todo.
 En Tíbet decimos: «Las teorías son como remiendos en un abrigo, cualquier día acaban desgastándose».

 Permítame que le cuente una historia alentadora: 
Un gran maestro del siglo pasado tenía un discípulo muy duro de mollera. El maestro le enseñaba y le enseñaba, tratando de introducirlo a la naturaleza de su mente, pero no lo conseguía.
 Finalmente, un día se enfureció y le dijo: —Mira, quiero que lleves este saco de cebada hasta la cumbre de aquella montaña de allí. Pero no has de pararte a descansar. Sigue adelante sin detenerte hasta que llegues a la cumbre. 
 El discípulo era torpe, pero le tenía a su maestro una devoción y una confianza inconmovibles, de modo que hizo exactamente lo que le había mandado. El saco pesaba mucho. Lo recogió y echó a andar cuesta arriba, sin atreverse a parar. Así anduvo y anduvo. Y el saco se volvía cada vez más pesado. 
 Tardó mucho tiempo en llegar a la cima. Cuando por fin llegó, soltó el saco y se echó en el suelo, vencido por el cansancio pero profundamente relajado. Sintió en la cara el aire fresco de la montaña. Toda su resistencia se había disuelto, y con ella su mente ordinaria. Le pareció que todo se detenía. Y justo en ese instante comprendió la naturaleza de su mente. «¡Ah! Con que esto era lo que mi maestro intentaba enseñarme todo el rato», se dijo.

 Se echó a correr montaña abajo y, contra todas las normas habituales, irrumpió en la habitación del maestro. —Creo que ya lo tengo... ¡Ya lo tengo, de veras! 
—Así que has tenido una excursión interesante, ¿eh? —le dijo el maestro sonriendo con aire comprensivo.

 Sea usted quien sea, también puede tener la experiencia que tuvo el discípulo en la montaña, y es esta experiencia lo que le dará la intrepidez necesaria para superar la vida y la muerte. 

Pero, ¿cuál es el mejor modo, el más rápido y eficiente, para disponerse a ello? 
 El primer paso es la práctica de la meditación. Es la meditación lo que purifica lentamente la mente ordinaria, desenmascarando y agotando sus hábitos e ilusiones, y nos permite reconocer, en el momento adecuado, quiénes somos en realidad.    
                                                                                                                                    S. Rimpoche