Realidad Esencial




REALIDAD ESENCIAL




Bienvenidos al blog donde investigaremos sobre la Realidad, sobre lo que realmente somos más allá de las apariencias e ilusiones, sobre la no-dualidad.

Lee las entradas con una mente abierta dejando que los contenidos te "resuenen", lo que no puedas aceptar, déjalo para más adelante. No se trata de creer nada, más bien, se trata de investigar por si mismo lo que nos apuntan los grandes maestros. La experiencia nos confirma que somos un potencial inmenso, infinito de amor, inteligencia y energía (en palabras del maestro Antonio Blay) a actualizar, a llevar a la acción…



Espero te sientas a gusto en este espacio creado con amor.

Juani


lunes, 26 de diciembre de 2011

Despierta!



No busques mas afuera lo que ya tienes dentro
Hay el universo dentro de ti
Sólo falta que te des cuenta…
Que retires el velo ilusorio
que hace que te sientas separado….

Plenitud interior,
De donde todo está surgiendo…
Nada que hacer…
Todo sucede por sí mismo….
Se expresa…
Allí no hay separación…
Vacío lleno…
Espaciosidad…
Amor…

Deja de buscar…
Sólo aquiétate en silencio interno
Deja pasar toda esa maraña de pensamientos
que te dicen quién eres, qué eres, como debes ser….
Suelta esa programación…
Despierta!....date cuenta de quien eres….más allá del cuerpo físico…
más allá de la mente pensante….más allá….espacio infinito vivo, vibrante… pura energía, potencialidad……

Despierta hermano!...ahora…no postergues para el “mañana”…
Si te animas, puedes despertar ahora….
Respira…y deja pasar todas las historias de tu mente, observa que queda…….Despierta….
Y aunque el velo te vuelva a nublar, regresa a donde ya eres….
Sólo hace falta un momento, un instante y estás ahí, en tu Centro…
                                                                                  Juani
                                                      

Fuente y Río


He estado junto al río.
He visto correr sus aguas sin cesar. Sus aguas transparentes, rumorosas y frescas son vida.
He querido atrapar, detener esas aguas cristalinas y vivificadoras. Hubiera querido paralizarlas para disfrutar sumergiéndome en ellas sin permitirles fluir ni cambiar.
Pero el río es río. Y el río es fluir.
Su naturaleza es el correr de las aguas siempre idénticas y siempre cambiantes.
Como la vida misma. Me he sentido uno con el río.
Y he sentido que toda mi existencia es un cambio continuo y sin fin.
Y me he remontado al origen del río, a la fuente.
Y he comprendido que soy río que fluye, pero también fuente que brota.
He comprendido que lo que fluye es mi existencia temporal, que no puedo detener.
Pero ascendiendo llego a mi fuente. Y siento ser plenitud en la fuente.
Hay que dejar que el río sea río. Lo que tiene que correr, cambiar y fluir debe seguir su curso.
Pero las formas infinitamente variadas del río a través de su cause tienen un origen quieto, fecundo, copioso e inagotable.
Yo soy el río en el devenir de mi existencia temporal. No puedo detener las leyes de su desarrollo, evolución y cambio.
Mis formas, como las del cauce del río, no puedo detenerlas.
He de sumergirme en las formas cambiantes del río y saber que soy río.
Pero también soy fuente, manantial copioso y vivificante.
No hay río sin fuente. Me siento feliz cuando me doy cuenta de que soy la fuente de mi río.
                                                                                                                                        D. Lostado

viernes, 23 de diciembre de 2011

La aventura de vivir con Lucidez


  
 Estar lúcida es abandonar la distracción de las imágenes, percepciones de los sentidos, pensamientos, palabras, soltar las creencias, los deseos, los miedos, para conectar con el silencio lúcido, con el darme cuenta de los errores y fantasías de la mente.

   Estar lúcida es soltar toda forma particular, es no necesitar que las cosas, personas, sean de una manera o de otra, es no esperar un resultado concreto, es hacerme responsable de mi vida sin culpar a los demás, ni a las circunstancias de lo que me sucede.

   Estar lúcida es estar consciente de la verdad, de que todo es como es, que la felicidad no me la puede dar ni quitar nada del “exterior”, que no puedo cambiar a nadie y que todo lo que me sucede colabora a mi despertar, a mantener la lucidez, y comprender que las cosas no ocurren por azar, que todo esta perfectamente diseñado por una inteligencia superior de la cual formo parte.

  Estar lúcida es liberarme del sufrimiento, aceptar que en el mundo de las formas todo es dual, esa dualidad forma parte de la vida fenoménica (la mente es la que crea esa dualidad y la proyecta en el mundo), y que soy mucho más que ella.; es desapegarme y comprender la verdad más allá que las situaciones sean favorables o desfavorables (es la mente la que las etiqueta, en sí mismas, las situaciones son neutras), comprendiendo que en todo funciona un orden superior, la inteligencia de la vida, que es la que actúa a través de todo lo que existe.

  Mediante la lucidez comprendo que soy libertad, amor, paz, alegría, plenitud que no depende de las condiciones externas, soy conciencia, el Ser.

  La vida es como una película y cada uno de nosotros los actores, cada cual interpreta el papel que le corresponde, la inteligencia superior “asigna” los papeles a cada personaje para que desarrolle su argumento, pero sin confundir que solo estamos interpretando un papel, que no somos el personaje, que somos el actor, el ser, que mi identidad está más allá de los sentidos, de las proyecciones, de lo que sucede en el existir.
  Todo lo que me sucede es para ver, descubrir y comprender, todo es adecuado, más allá del “bien” y del “mal”, y todo me abre cada vez más a la lucidez. Una gran aventura: el despertar de la conciencia.  
                                                                                                 Juani

sábado, 10 de diciembre de 2011

Somos Plenitud, somos Realidad


  Nosotros somos plenitud, somos realidad. Entonces, ¿cómo es que nos planteamos problemas?, ¿cómo es posible que nosotros seamos plenitud, seamos realidad y que no obstante no nos demos cuenta? 
 Es que lo que ahora decimos que es nuestra conciencia no es nada más que un solo rayo de luz, es la noción de realidad y mucha sombra. La sombra es ausencia de luz, no es nada de por sí. 
 Si pudiéramos afirmar «yo soy», si quisiéramos adoptar la actitud mental de plenitud que fuéramos capaces de actualizar ahora, la que está a nuestro alcance en este momento, no haríamos nada más que convertir en acto lo que ya está en nosotros permanentemente.

  Como no se trata de adquirir nada, ni de incorporarnos absolutamente nuevas ideas, ni nuevos sentimientos del exterior sino que está todo dentro, en la medida en que seamos capaces de adoptar interiormente la actitud de ser, de plenitud, de felicidad, de realidad, de poder, en esta misma medida nos iremos recuperando, redescubriendo la verdad. 
 Es sencillo, pero nos cuesta porque estamos hipnotizados por nuestro hábito de pensar que «yo soy esto», «soy poca cosa», «tengo problemas», «no realizo mi ambición». Esta es la ignorancia. La ignorancia no consiste en que nos falte conocer alguna nueva verdad, sino en creer que yo soy una cosa que no soy, en olvidar lo que realmente soy y en el fondo estar buscándolo constantemente durante toda la vida. 
  Cuando por la mañana nos despertamos, recuperamos nuestra conciencia de personalidad, pero en realidad con conciencia de personalidad o sin ella, hemos sido siempre el mismo. Se trata pues de volver a recuperar nuestra noción de realidad, y esto no por ninguna maniobra externa, no porque nadie nos dé ninguna clave, ningún secreto, sino simplemente por el hecho de vivir de un modo directo, inmediato nuestra aspiración, por vivirla en presente.

  Hay que utilizar el poder de afirmar, el poder de actualizar, hay que tener el coraje de realizar todo lo que estamos aspirando, todo lo que estamos intuyendo, de disponernos interiormente como si ya lo viviéramos, como si ya lo fuéramos. Es esto que cuando no se ve parece un absurdo y cuando se ve resulta transparente. Ya somos todas estas cosas; lo único que nos impide vivirlo son nuestras ideas negativas, nuestras actitudes de limitación. En la medida en que vayamos reafirmando en nosotros las actitudes positivas y las ideas amplias de afirmación total, lo único que haremos será recuperar la verdad, lo que realmente somos. Pero tenemos miedo. Y el miedo impide pensar bien, sentir bien, actuar bien.

  ¿De qué tenemos miedo? Tenemos miedo de que nos venga algún daño, algún perjuicio de un modo u otro. De nuevo estamos proyectados hacia fuera, pendientes de la realidad exterior que ha de venir a confirmar o negar nuestra realidad personal.
  Démonos cuenta de este engaño, no hemos de depender en nuestro ser de nada del exterior en absoluto. Porque lo que somos lo somos con exterior y sin exterior. Y hemos de ser capaces de volver a descubrir nuestra realidad, volver a, vivirla, a vivirla en presente, tener el valor de poder afirmar «yo soy». Y que la mente se dirija sin vacilación a tomar plena conciencia de este acto de ser, investigando sin cesar. Que investigue a pesar de los miedos, que adopte la actitud de apertura interior, de abrirse ante todo lo que sea verdad, pase lo que pase. No hemos de tener nunca miedo a la verdad.

  Descubrir lo que somos, lo que es nuestro ser, lo que hay en el eje de nosotros mismos. Esto no nos ha de producir nunca miedo, ni nos ha de desviar si evitamos cuidadosamente formarnos falsas ideas o ideologías, si buscamos directamente la experiencia. Todo lo que nos da valor es nuestra experiencia. 
 Nuestro desarrollo es producto de la experiencia. No de teorías ni de ideas, sino de la experiencia, de lo que vivimos de un modo directo e inmediato. Hemos de llegar al fondo de esta experiencia hasta vivir realmente quien soy yo, qué experimento, quién es ese que está detrás de cada experiencia. Sin confundir el yo con ninguna experiencia particular. Buscar este centro que une todos los radios, este «yo» que está detrás de cada instante.


                                                                           Antonio Blay


viernes, 2 de diciembre de 2011

La Alquimia del Amor



Vienes a nosotros
desde otro mundo.

Desde más allá de las estrellas.
Vacío, trascendente, puro,
de belleza inimaginable,
trayendo contigo
la esencia del amor.

Transformas a todo aquel tocado por ti.
Preocupaciones mundanas,
problemas y lamentos
desaparecen ante ti,
trayendo regocijo
al gobernante y al gobernado
al campesino y al rey.

Nos desconciertas
con tu gracia.
Todas las maldades
se transforman en bondades.
Eres el Alquimista Maestro.

Enciendes la llama del amor
en la tierra y el cielo,
en el alma y corazón de cada ser.

A través de tu amor
se funde la no-existencia y la existencia.
Los opuestos se unen.
Todo lo profano vuelve a ser sagrado.


Rumi