Realidad Esencial




REALIDAD ESENCIAL




Bienvenidos al blog donde investigaremos sobre la Realidad, sobre lo que realmente somos más allá de las apariencias e ilusiones, sobre la no-dualidad.

Lee las entradas con una mente abierta dejando que los contenidos te "resuenen", lo que no puedas aceptar, déjalo para más adelante. No se trata de creer nada, más bien, se trata de investigar por si mismo lo que nos apuntan los grandes maestros. La experiencia nos confirma que somos un potencial inmenso, infinito de amor, inteligencia y energía (en palabras del maestro Antonio Blay) a actualizar, a llevar a la acción…



Espero te sientas a gusto en este espacio creado con amor.

Juani


jueves, 10 de abril de 2025

La naturaleza verdadera de la mente


“Vivimos bajo una cadena de pensamientos que selecciona y aísla un único aspecto de la realidad” 

Mathieu Richard


Un día, cuando caminaban por una región montañosa, Gauthama Buda ya mayor, bajo el sol de mediodía le dijo a su discípulo Ananda:

- Estoy sediento Ananda, cuando atravesamos las montañas, pasamos un arroyo, ¿puedes retroceder el camino y traerme un poco de agua?

Ananda retrocediendo el camino, llegó al arroyo, pero cuando llegó allí, se dio cuenta de que unas carretas acababan de atravesarlo, embarrándolo todo.
Las hojas muertas que antes yacían en el fondo, ahora flotaban sobre el agua, ya no era bebible, y por supuesto no podía llevársela a Buda, así que decidió regresar junto a él.
Además, sabía que unas millas más allá del sitio donde habían parado, corría un gran río de agua cristalina.

Pero Buda que era muy estricto le dijo:
-Vuelve al arroyo otra vez, porque recuerdo que cuando pasamos esa agua era pura y cristalina.

Ananda, protestó:
- Entiéndelo, entre que llegamos aquí, pasaron unas carretas por el riachuelo y el agua ya no es bebible!!

Lo sé - dijo Buda- pero ve y siéntate a orilla el tiempo que lleve.
Ve y siéntate!
No te metas en la corriente, porque si te metes en ella, la ensuciarás de nuevo, simplemente espera, observa y no hagas nada….esas hojas muertas desaparecerán, el barro se asentará, entonces llena mi cuenco y regresa.

Ananda fue al riachuelo de nuevo porque no podía desobedecer a Buda y allí se sentó esperando.
Y esperando, vio que las hojas muertas y el barro se iban asentando despacito, dejando el agua clara y pura, tal cual es su naturaleza, llenó su cuenco y de regreso, entendió lo que Buda trataba de decirle:
“Ananda no te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la orilla, y simplemente observa:
La naturaleza verdadera de tu mente es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones pasajeros.



viernes, 4 de abril de 2025

¿Cuál es el motivo real de todo lo que hago, pienso o quiero?


Pregúntate a ti mismo: «¿cuál es el motivo real de todo lo que hago, pienso o quiero?» 

Verás que tu deseo real es estar sin deseo. Tu deseo real es la paz. 

En las diversas situaciones de tu vida, estás buscando continuamente la carencia de deseos, pero no estás convencido del hecho de que el objeto deseado, nunca cumple su promesa.
Una vez que el objeto deseado es conseguido, experimentas una paz momentánea. Pero más adelante, este mismo objeto te deja indiferente. 

En un determinado momento, llegas a la conclusión de que lo que estabas buscando, no se encuentra en ningún objeto, en nada de lo que proyectas. Esta visión produce en ti una detención. Te quedas en silencio, a la escucha, despojado de toda orientación, multidimensional y completamente abierto. Este es el momento en que el presentimiento aparece, surgiendo de lo presentido. Si lo dejas, te lleva hacia sí mismo. Y entonces, estás completamente desnudo, libre de todo atributo. Tú eres silencio.

Puedes llamar a este pre-sentimiento percepción original, donde no hay ni elemento perceptor ni nada percibido, sino sólo identidad con la percepción. Sientes, sin sentirlo, que en todos los estados —vigilia, sueño con sueños, sueño profundo— la pura conciencia sin objeto es. 
J. Klein


lunes, 31 de marzo de 2025

¿Quién es el que pregunta?


Dicen que Buda intentó practicar toda espiritualidad, toda forma de ascetismo, toda disciplina de cuantas se practicaban en la India de su época, en un esfuerzo por alcanzar la iluminación. Y que todo fue en vano. 
Por último, se sentó un día bajo un árbol que le dicen 'bodhi' y allí recibió la iluminación. 

Más tarde transmitió el secreto de la iluminación a sus discípulos con palabras que 'pueden parecer enigmáticas a los no iniciados, especialmente a los que se entretienen en sus pensamientos: 

«Cuando respiréis profundamente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando profundamente. 
Y cuando respiréis superficialmente, sed conscientes de que estáis respirando superficialmente. 
Y cuando respiréis ni muy profunda, ni muy superficialmente, queridos monjes, sed conscientes de que estáis respirando ni muy profunda ni muy superficialmente». 


Conciencia. Atención. Absorción. Nada más.

Esta forma de quedarse absorto, podemos observarla en los niños, que son quienes tienen fácil acceso al Reino de los Cielos.


Preguntaba el monje: «Todas estas montañas y estos ríos y la tierra y las estrellas... ¿de dónde vienen?

Y preguntó el Maestro: «¿Y de dónde viene tu pregunta?» "¿Quién es el que pregunta?".

¡Busca en tu interior!


sábado, 29 de marzo de 2025

¿Quién soy yo?


Cuando nos sentimos existir detrás de las sensaciones, los sentimientos y los pensamientos, no nos hundimos en la inconsciencia. Al contrario, estamos en un estado de extrema vigilancia y, en esta vigilancia somos conscientes de existir.

Esta consciencia de Ser, es la raíz del “Yo”. Esta Consciencia de existir está vacía de todo contenido, ya que todo contenido es una sensación, un sentimiento o un pensamiento. Esta consciencia vacía de todo, esta pura consciencia es nuestra verdadera naturaleza, nuestro ser real, por oposición a nuestra personalidad humana que constituye nuestro ser aparente.

¿Quién soy yo?
“Soy consciencia pura”.

Por un lado, está el yo superficial que está compuesto por el conjunto de sensaciones, sentimientos y pensamientos y, por otro lado, el yo profundo, que es pura Consciencia. El yo superficial oculta al Yo profundo.

Pensamientos, sentimientos y sensaciones, son percepciones que atraviesan el campo de la Consciencia. Lo que permanece en movimiento perpetuo son las percepciones. Lo que es inmutable es la Consciencia.

En la medida en la que identifiquemos nuestra consciencia de existir, con las percepciones, nos encontraremos encadenados al devenir perpetuo, y por ello mismo, al sufrimiento.
La impermanencia de las percepciones es constante, y las categorías de percepciones que son consideradas como agradables, están ineluctablemente llamadas a ser reemplazadas, un día, por otras percepciones, consideradas desagradables por la personalidad humana. Pero si dejamos de identificar nuestra consciencia de existir con las percepciones, para identificarla con la pura Consciencia vacía de contenido, entonces ninguna pérdida, ninguna ganancia, ningún sufrimiento puede alcanzarnos. Nuestro yo superficial continuará ganando, perdiendo, sufriendo y gozando, pero nuestro Yo profundo permanecer á sereno e inmutable.
Así, al descubrir el Yo profundo, nos emanciparemos de las contingencias temporales.

No se trata en absoluto de buscar, de una forma u otra, la negación, la aniquilación, la mortificación o el olvido de la personalidad humana. Es preciso tomar consciencia de lo que se encuentra detrás. Esta toma de consciencia no presupone ninguna llamada a la voluntad.
Basta simplemente con comprender por medio de una percepción interior directa, que todos los componentes de la personalidad constituyen nuestro yo superficial, impermanente y relativo, mientras que nuestro Ser verdadero se encuentra en otra parte.

Cuando accedemos al Despertar interior, percibimos que nosotros no somos la personalidad humana, sino la pura Consciencia que la habita. Pero esto no debe ser una razón para destruir la armonía que debe existir entre la pura Consciencia y la personalidad humana. Al contrario, esta armonía deberá reforzarse y la personalidad humana se convertirá en un instrumento perfecto de acción, en el mundo material, para la Consciencia inmaterial.



lunes, 27 de enero de 2025

La Atención Central


Podemos estar en la vida con una actitud muy exteriorizada, periférica, o, una centrada, profunda.
A nivel físico, cuando voy por un lugar peligroso, pongo la atención en mis movimientos, el máximo control de mi actividad física, estoy buscando el centro. En determinadas situaciones afectivas, trato de estar todo yo presente, no permito que salga algo inapropiado, sino que intento estar en el centro de lo que siento profundamente. Cuando se trata de hablar, o tomar una decisión muy importante, ocurre lo mismo, me sitúo en una zona central, donde pueda decir lo que me parece más adecuado.

Esta actitud de vivir desde ese punto donde yo soy más yo mismo y que me hace manejar mejor las cosas, las reservamos para momentos muy importantes o de urgencia.
Toda la vida está fluyendo desde ese centro, desde ese eje central (centro mental, centro afectivo y centro de energía) de donde surge toda capacidad de comprensión, de sentimiento y de acción; todo lo demás es manifestación periférica de ese centro.

Desde el centro, la identidad, se funciona con soltura, se actúa con rapidez y eficacia, y no hay identificación; hay plena disponibilidad de ver, sentir y actuar.

Todo trabajo interior, cualquiera sea el enfoque, es para alcanzar ese fondo; algunos buscan el fondo energético (físico, mental), como las artes marciales; otros, como la meditación religiosa, tratan de llegar a vivir el fondo del sentir y amar desde ahí; en meditaciones de tipo metafísico es llegar al fondo de la mente y desde allí conectar otros niveles de consciencia.
Es aconsejable para un equilibrio personal, trabajar los tres niveles, de lo contrario, el nivel que esté menos desarrollado, nos traerá dificultades.

Centrarse, es aprender a vivirse como sujeto que ve, que siente, que conoce, que actúa; es tratar de estar más allí donde uno es uno mismo.
Es una luz central que ilumina todo lo que se mueve alrededor, entonces se puede ser consciente de una cosa o de otra, sin perder la consciencia del que ve, sin pensar
En el pensar, la mente hace un gesto automático y se cierra sobre algo en particular, excluyendo el resto.

La atención central, es una atención como sujeto, no hacia el objeto y está implicada en el centramiento en su fase mental. Estar centrado es una actitud interior profunda, significa vivir cada momento con toda mi lucidez, con toda mi capacidad de sentir, con toda la capacidad de movilizar la energía que pueda.

“CUANDO VIVAS CENTRADO, EL EXTERIOR NO TE PODRÁ AÑADIR NI QUITAR NADA DE LO QUE ERES."
A. Blay



sábado, 18 de enero de 2025

La Verdadera Libertad


La identificación con la mente produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación.
Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el «otro» estáis totalmente separados.

Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.
La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva.

Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.

LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad.
En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
E. Tolle




lunes, 13 de enero de 2025

La Realidad


Si queremos saber qué es la Realidad, qué es la Vida y de qué estamos hechos nosotros, para actuar en ella, tenemos que saber que la Realidad está hecha de conciencia, que es el acto de darnos cuenta. Aquello por lo que nos damos cuenta, es el trasfondo de que está hecha la Realidad.

Nos acostumbramos a pensar que la Realidad, es algo que está fuera de nosotros, un objeto externo. Pero lo que crea ese objeto, lo que lo construye, es el acto de darse cuenta. 
En nuestra conciencia de vigilia, nos parece que lo real, es lo que se proyecta en la vida y el "darse cuenta", es algo que sin saber como, refleja la realidad, algo que se nos escapa. Es todo lo contrario. 
La Conciencia, es la realidad que se manifiesta fuera en mil situaciones y formas a las que llamamos nuestra vida. El que hagamos esta inversión, tiene enormes consecuencias en nuestra existencia. Es un error que nos hace vivir de una manera equivocada.

Si siento que vivo más intensamente, que mi vida tiene más realidad, más autenticidad, pienso que la causa es algo de fuera. Algo atrae mi atención, me hace estar más consciente y considero a ese algo, causa de la felicidad que siento; pero si me noto más vivo, mejor, es porque he intensificado mi conciencia y no porque ese objeto que tengo delante sea verde o rojo, o porque esa persona sea simpática o no lo sea. 
He creado una condición en mi mente. He condicionado mi estado interno de mantenerme despierto, alerta, a una cosa o situación externa que me produce satisfacción. Lo que me interesa, me hace sentir muy bien. Lo que no me interesa, no pongo atención en ello. Pero me parece que no es interesante por una idea en mi mente. 

La vida entera es interesante si nos damos cuenta de que es la conciencia, si la vemos de dentro a fuera. Pero como la vemos al revés, condicionamos nuestros estados internos a las realidades exteriores y creamos las condiciones de acuerdo con ideas que tenemos en nuestra mente.

La verdad funciona de otra manera. Cuando descubrimos la verdad, no nos condiciona; la verdad nos libera, nos abre por dentro. Amplía nuestra conciencia.
Cuando una persona, cosa, o situación nos interesa, se intensifica nuestra conciencia, pero no se amplía. La he limitado. La consecuencia de esto, es que me he atado a eso, que no soy libre.

Al descubrir los verdaderos valores, los que son expresión de la conciencia profunda, los diferenciamos de los otros, los que son cualidades cambiantes. Y con independencia de ellos  sentir‚ que soy fuerza, amor, belleza, armonía; a pesar de mi debilidad, de mi estatura, de mi falta de dinero, etc... Con la atención en la totalidad esos valores absolutos se van expresando porque lo que hace que se limiten y condicionen es la atención particularizada a las representaciones externas de ellos. 
Estos valores que todos los seres humanos intuimos en el silencio, son los verdaderos móviles para que despierte nuestra atención.

La ampliación de la conciencia, la atención auténtica, es todo lo contrario a la concentración: se produce de una manera espontánea y natural, en el silencio y la quietud de la mente. 
Todo lo verdadero es espontáneo y sencillo. Lo originario, que es lo verdadero, lo que está en lo profundo de la conciencia, es siempre natural y sencillo.

Si la atención es justo ese darse cuenta, ese ampliar la conciencia, ¿Cuándo ampliamos la conciencia?. 
Cuando intuimos que somos amor, belleza... 
La verdadera atención se produce de esta manera: descubro una verdad, cuando me intereso por ella, y cuando estoy pendiente de esa verdad porque intuyo que es esencial, entonces mi conciencia se amplía. No tengo que hacer nada más. Intuyo que soy amor, que no depende de las condiciones, que el amor es libre de todo condicionamiento y la conciencia se amplía en esta verdad.
Así voy abarcando más y más, descubriendo las verdades y manteniendo mi atención en darme cuenta de ellas, porque descubro que me interesan profundamente, porque las amo.

No es así como funcionamos. En el momento en que nos sucede algo desagradable ponemos en ello nuestra atención, nos desesperamos y sufrimos, pero cuando pasa un poco de tiempo, o mucho, eso se olvida y nuestra atención es cogida por otro suceso, desapareciendo esa desesperación. 
El cambio de nuestra atención, cambia nuestros estados afectivos y emocionales. Aquí podemos investigar qué es lo que hacemos con la realidad: estamos dando realidad a aquello en lo que ponemos o concentramos nuestra atención.
Seamos pues inteligentes y no demos realidad absoluta a ninguna cosa, ya que todas son relativas y cambiantes. 
Demos sólo realidad, a esa atención que viene del fondo, a esa Presencia interna y dejemos que en esa atención, en esa conciencia, se vayan manifestando y expresando todas las cosas que sirven para hacernos aprender. 

Todo lo que sucede,  nunca es casual. Absolutamente todos los acontecimientos, son expresión de la Inteligencia, todos son expresión del movimiento de la Inteligencia, los más desagradables, los que creemos que no nos corresponden, todos.

Consuelo Martin