Realidad Esencial




REALIDAD ESENCIAL




Bienvenidos al blog donde investigaremos sobre la Realidad, sobre lo que realmente somos más allá de las apariencias e ilusiones, sobre la no-dualidad.

Lee las entradas con una mente abierta dejando que los contenidos te "resuenen", lo que no puedas aceptar, déjalo para más adelante. No se trata de creer nada, más bien, se trata de investigar por si mismo lo que nos apuntan los grandes maestros. La experiencia nos confirma que somos un potencial inmenso, infinito de amor, inteligencia y energía (en palabras del maestro Antonio Blay) a actualizar, a llevar a la acción…



Espero te sientas a gusto en este espacio creado con amor.

Juani


miércoles, 21 de septiembre de 2011

Silencio y Quietud


  Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.
Tu sentido más interno de ti mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma.

  La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno o conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo.
Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.

   El equivalente del ruido externo es el ruido interno del pensamiento. El equivalente del silencio externo es la quietud interna.
Cuando quiera que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de ti, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio.
Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando. Eres consciente, pero no piensas.

   Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna. Estás presente. Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo humano.

   Mira un árbol, una flor, una planta. Deja que tu conciencia descanse en ellos.
¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser!  Permite que la naturaleza te enseñe la quietud.

   Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te aquietas. Conectas con él a un nivel muy profundo. Te sientes unido a cualquier cosa que percibes en y a través de la quietud. Sentir tu unidad de ti mismo con todas las cosas es verdadero amor.

   El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud. Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido. Ese es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma.
Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental. Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna.

   Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio. ¿Cómo?
Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de paz interna que es quietud.

  Cuando aceptas profundamente este momento tal como es —tome la forma que tome—, estás sereno, estás en paz.

                                                                                                                              Echkar Tolle

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mas allá del placer y del dolor



 Mientras vivamos en la mente, buscando el placer y huyendo del dolor, pasamos de una ilusión a otra, nos movemos en el juego de los opuestos con las leyes de causa y efecto, después del placer, vendrá el dolor, con una cuota de sufrimiento. Pero si me detengo a observar todos estos juegos mentales, lograré desapegarme y darme cuenta que existen zonas más profundas, podré soltar el pasado con sus condicionamientos.
  La libertad, lo sagrado, lo espontáneo está más allá de lo relativo, condicionado y causal..

  Suponiendo que el ser humano llegara a conseguir cumplir todos sus deseos, necesidades, expectativas, etc., seguiría sintiendo en su interior una carencia que lo impulsa al anhelo de infinitud.

  El presentimiento, la intuición de que hay algo más allá del placer y del dolor, nos induce a abrir la puerta de lo desconocido. Nos impulsa la necesidad de vivir en libertad, atravesando el miedo inicial que surge durante algún tiempo.

  Ese trascender el dolor y el placer, significa que lo concreto se vive en una proporción justa y saludable, pues no se trata de negar el placer o el dolor, ni sustituirlos, se vivirá lo que sea más adecuado en cada momento, ya sea a nivel psicológico como fisiológico; y se vive una plenitud independientemente de que la situación sea agradable o desagradable.

  Sólo la comprensión del placer/dolor nos conduce a la sabiduría, y al comprender los opuestos, surge la belleza, se vive sereno, sin apegos, más bien en la aceptación por comprensión. Y si es necesario protestar ante una injusticia o promover lo justo dentro de lo relativo, esto no producirá angustias, ni desbordamientos emocionales.