por Eckhart Tolle
Tal vez hayas experimentado un profundo
sentido de presencia mientras caminas a solas por la naturaleza o en meditación
silenciosa, pero ¿es posible traer esta cualidad de aceptación relajada y
abierta en nuestras relaciones?
En este extracto Eckhart Tolle analiza el reto
de tener un encuentro verdadero con otro ser humano y cómo hacer esa conexión a
través del arte de la presencia.
Cuando te encuentras con otros seres
humanos, mantén el trasfondo de quietud consciente en tu percepción del otro.
Es fácil de hacer en la naturaleza con un árbol o una flor. Es más difícil con
otros seres humanos a causa de nuestras mentes ruidosas.
En la mayoría de los casos, cuando te
encuentras con otro, te encuentras con una entidad egoica que no sabe quién es.
Piensa que él es su historia personal y que necesita algo para realizarse a sí
mismo. Tiene todo tipo de miedos, y te interpreta a través de los ojos de su
condicionamiento.
Así que en tu interacción con los demás,
es esencial estar ahí como presencia y no como una mente etiquetadora.
Una
forma de hacerlo es sentir tu campo energético interno, o sentir lo que yo
llamo el "cuerpo interior" como un punto de entrada en la presencia.
Siguiendo la respiración con tu atención te permite sentir la presencia como un
fenómeno en todo el cuerpo y, por último, sentir cómo la presencia trasciende
incluso el cuerpo y el mundo de los fenómenos. La mente se resistirá, pero
hazlo de todos modos.
Sentirás una vitalidad en este campo de
energía: esa es tu ancla. Si puedes sentir el cuerpo interior cuando estás
frente a otro ser humano (alguien que nunca has visto antes o alguien que
conoces) hay un momento de quizás tres segundos en los que sólo le miras. En
ese mirar hay quietud. No hay juicio. Sólo hay un campo de presencia. Es
entonces cuando realmente te encuentras con otro ser humano. Te conectas a un
nivel más profundo.
Y eso sólo es posible cuando no estás
perdido en el mundo de la forma o reaccionando a él —la forma de esa persona,
que puede ser su apariencia externa o su forma psicológica. Cuando te
encuentras con alguien y traes a la interacción un espacio de no-pensamiento,
un espacio de consciencia —sólo mirar o escuchar—, la conciencia va más allá de
la apariencia y la escucha; hay en realidad un flujo de energía entre vosotros —una
energía totalmente diferente de una interacción normal entre mentes pensantes.
Aquí tienes una frecuencia muy diferente
entre dos seres humanos. Es un campo de energía pacífica y viva que os conecta,
en la que los dos momentáneamente os volvéis uno. E incluso si el otro ser
humano no tiene ni idea de lo que está pasando, él o ella puede simplemente
sentirse repentinamente libre, no juzgado/a.
Un desafío mayor que encontrarse con un
extraño es encontrarse con alguien con quien compartes una pequeña historia.
Cuanta más historia compartes, más difícil se hace porque el pensamiento
antiguo y los patrones de comportamiento van a querer volver.
Es enormemente
liberador cuando puedes encontrarte con alguien que conoces sin traer el pasado
como un principio operativo activo. En lugar de encontrarte con la otra persona
como una historia personal andante, hazlo sólo en este momento, a través del
poder de este momento —que es el poder de la presencia, y lo que realmente
eres.
Por ejemplo, muchos de nosotros no crecimos
en una familia consciente, y en muchos casos el resentimiento entre los
miembros de la familia se intensifica con los años. Las mismas reacciones
pueden ocurrir durante cada visita —tienes una pelea y te vas. Y entonces un
día os encontráis —y sientes el cuerpo interior al mismo tiempo. Permaneces
anclado en el Ahora.
Si haces esto, descubrirás que es
difícil para alguien seguir representando el viejo guión si ya no lo
representas más. En la presencia, te liberas de eso que pensabas que
necesitabas cuando estabas identificado con el pensamiento; no necesitas nada,
psicológicamente hablando.
Con la presencia viene la aceptación —una aceptación
compasiva de lo que es— porque con la presencia has encontrado espacio
interior... consciencia sin forma... paz.
Fuente: advaitainfo
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