Se trata de volver a la vida. Se trata de despertar a la gracia. Se trata de una amistad incondicional e infinita bondad hacia ti mismo. Se trata de poner a salvo, finalmente a salvo a todas esas olas tan poco amadas, no tomadas en cuenta del océano de ti mismo para que puedan finalmente arrastrarse fuera de las profundidades, de la oscuridad, fuera de todos los agujeros y grietas de la experiencia y salir a la luz, destellando y llenas de asombro.
Se trata de darte a luz a ti mismo, para que todos los pensamientos sean finalmente admitidos, todas las sensaciones, todos los sentimientos, todos los sonidos, todas las olas a las que habías etiquetado como 'oscuras', o 'malas', o 'negativas', o 'peligrosas', o 'pecaminosas' - al miedo, a la ira, al aburrimiento, a la duda, a la confusión, a la frustración, a la impotencia - para que lleguen a descansar, a respirar, a ser ellas mismas en el espacio que eres. No se trata de entidades separadas o enemigos, son tus más íntimas apariencias, y por eso mismo no pueden lastimarte, incluso si te lastiman, y eso es lo que en ocasiones olvidamos cuando tenemos prisa de 'arreglarnos' o por lo menos 'normalizarnos' a nosotros mismos.
Sí, todos estas arremolinadas y pulsantes energías de eso que llamamos 'vida' son bienvenidas en el espacio que eres, la inmensa Sala de Estar en la que toda la creación canta y baila y pinta la siempre cambiante imagen de este extraordinario momento...
Jeff Foster
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