Durante el día, y a veces por la noche, decía en voz alta su propio nombre “Bokuju”, y luego se contestaba:
“sí señor, aquí estoy” y no había nadie más.
Sus discípulos, que estaban muy intrigados, le preguntaban:
¿Por qué te llamas a ti mismo “Bokuju”, tu propio nombre, y luego te contestas: “si señor, aquí estoy”.
A lo que el maestro Zen respondió: Cada vez que empiezo a pensar, tengo que recordar que debo estar alerta, entonces, pronuncio mi propio nombre “Bokuju” y me respondo “si señor, aquí estoy”, y el pensar con su carga de ansiedad, desaparece…
Al final de sus días, durante los últimos tres años, los discípulos advirtieron que el maestro dejó de pronunciar su nombre “Bokuju” y de responderse “si señor, aquí estoy”.
Un día, los discípulos le preguntaron:
¿ maestro, por qué no has vuelto a hacerlo?
Y el maestro respondió:
es que ahora Bokuju siempre está ahí.
The Book of Secrets, de Osho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario