Tarde te amé,
hermosura tan antigua
y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas
dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te
buscaba;
Y deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas hermosas
que tú creaste.
Tú estabas conmigo
mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de
ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en
ti, no serían.
Llamaste y clamaste,
y rompiste mi sordera:
Brillaste y
resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume
y respiré, y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento
hambre y sed;
Me tocaste y me
abrasé en tu paz.
Nos hiciste, Señor,
para ti,
y nuestro corazón
estará inquieto
hasta que descanse en
ti.
San Agustín
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