A veces, la
mejor solución
es aceptar
que no tienes
ninguna solución
en este
momento.
A veces, el
camino
es no conocer
el camino.
Mantenerte
parado donde estás,
sentir lo que
estás sintiendo,
sin anhelar
estar en otro lado
(y si es el
caso, también permitir el anhelo).
Honrar las
preguntas;
están vivas y
son sagradas.
Arrodillarte
ante el altar
del No Saber.
Existir en
completo asombro,
hoy.
Y dejar que
las soluciones emerjan,
en su propio
tiempo,
a su propio
ritmo,
cultivadas con
el fertilizante
de tu amorosa
presencia.
A veces, la
mejor solución
no resuelve
nada,
pero te
libera.
Sé la
solución.
Jeff
Foster
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