En la medida en que amamos nos convertimos en
aquello que amamos. El amor tiende a unificar a amalgamar, a hacer una unidad
de lo que aparecía como diverso, porque nos conduce al fondo y el fondo es
realmente común. Por eso el amor, no se
debe confundir con la intensidad de un sentimiento, pues es mas bien la
profundidad del sentir. Es la profundidad la que nos transforma, y no la
intensidad por sí sola. La intensidad viene determinada por un canal muy
energético, y entonces puede darse un amor muy intenso aunque poco profundo. Se
vivirán grandes cosas, pero del mismo modo que se viven, desaparecen. Lo que da
estabilidad al amor no es la intensidad, sino la profundidad.
El acto de amor auténtico consiste en
aprender a vivir, a amar, cada vez mas profundamente, mas genuinamente, mas
desde el fondo, y esto es lo que nos va conduciendo hacia el centro. La
intensidad y la profundidad pueden ir unidas, pero también pueden no ir unidas.
En la profundidad siempre hay intensidad, pero en la intensidad no siempre hay
profundidad.
- En eso que estás
diciendo ¿resultará que hemos de amar también a las personas que nos son
hostiles, aunque en ellas no veamos amor?
- Es que el amor depende de ti, no del
otro. Si el amor depende del otro, entonces ¿qué amas?, no amas al otro, amas
que él hace, lo que te da.
El amor eres tú. Sé tu mismo amando, y cuanto
mas profundamente ames, más tú mismo serás. Pero ahora el amor es una
transacción mental: me conviene, no me conviene, me cae bien, etc., y eso no es
amor.
-
He entendido que hemos de amar a todas
las persona de la misma forma, y a mí me parece que no es posible.
-
He dicho que el amor es uno, y en la medida en que ese amor está actualizado en
nosotros, está ahí siempre, indistintamente. El problema es que como yo no
estoy viviendo allí donde el amor es, sino que estoy metido en la mente por mi
funcionamiento defectuoso, entonces confundo el amor con mis ideas de valor de
las personas. Y a unos les digo que sí, y a otros que no, en función de cómo
concuerdan con mi escala de valores, con mi comparación, con mis exigencias,
con mis modelos. Pero si yo viviera el amor en su sitio, me daría cuenta de que
hay un amor total, indistinto, indiscriminado, para todo el mundo y para todas
las cosas.
- ¿Entonces deberíamos amar a todos los seres
de la misma manera?
- En efecto. No podemos amar a dos seres
de una manera distinta puesto que el amor es Uno, y eso es lo que somos. Si yo
soy auténticamente yo, amaré indistintamente, con un amor total, aunque luego
exprese ese amor de un modo diferente de acuerdo a mi inteligencia y mi visión
de cada una de las situaciones. Pero una cosa es la expresión, como yo expreso
el amor, y otra cosa es el amor que yo vivo.
El amor es uno, no es múltiple. El amor no es
que sea grande para algunas personas y pequeño para otras. El amor es una
realidad, es una luz encendida, es un sol, es un volcán que está dentro, y el
volcán sigue siendo el mismo en todo momento. El problema es que no vivimos el
amor donde está, sino a trvés de la mente, y es la mente la que está diciendo a
este sí y a este no, este es bueno y este es malo, este me ayuda y el otro es
enemigo.
De este modo se da la paradoja de que
viviendo el amor con unos seres, se vive odio o indiferencia respecto a otros.
- Yo siento el amor por
unas determinadas forma, esto no encaja…..
- El amor en sí no tiene forma. El Amor
en sí es Plenitud, la forma se la da la mente. El amor es un sentir, no es un
pensar. Vive el amor en el sentir, mantente atento a ese sentir y descubrirás
que ese amor es una totalidad en sí que no tiene formas.
- Entiendo que el amor es
darse, pero nosotros sólo amamos en la medida en que somos correspondidos.
- El amor para nosotros, es como si fuera
algo que damos al otro, se vive así, en un sentido siempre transitivo,
relacional. La visión debiera ser otra. Cuando uno trabaja interiormente,
descubre que es de otro modo. El amor no es que yo lo tenga, que sea una cosa
que pueda dar o no dar. El amor soy yo mismo. El amor es mi fondo. Y amar a una
persona significa que sea yo mismo desde el fondo en relación con la otra
persona. El amor no es una sustancia que yo de, que a uno doy y a otro no doy,
a uno doy mas y a otro menos. El amor es mi naturaleza profunda, y amar a una
persona es ser uno mismo profundamente abierto en relación con ella. Si intuyes
esa visión, verás como cambia tu sentido del amor. Por eso digo que cuanto más
amas, más tú mismo eres. Y que al amar, nunca le estás haciendo un favor al
otro, es el otro el que te está haciendo un favor a ti, por permitirte ser mas
tu mismo. Pero como esto se vive a través del yo-idea que está juzgando,
valorando, calculando lo que puede conseguir, dice: “yo te amo si….” Y entonces
es cuando viene el drama, porque el otro dice que sí… y luego pasa a decir que
no.
Antonio Blay
Despertar y Sendero de Realización
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