Estar lúcida es abandonar la distracción de las imágenes,
percepciones de los sentidos, pensamientos, palabras, soltar las creencias, los
deseos, los miedos, para conectar con el silencio lúcido, con el darme cuenta
de los errores y fantasías de la mente.
Estar lúcida es soltar toda forma particular, es no
necesitar que las cosas, personas, sean de una manera o de otra, es no esperar
un resultado concreto, es hacerme responsable de mi vida sin culpar a los
demás, ni a las circunstancias de lo que me sucede.
Estar lúcida es estar consciente de la verdad, de que todo
es como es, que la felicidad no me la puede dar ni quitar nada del “exterior”,
que no puedo cambiar a nadie y que todo lo que me sucede colabora a mi
despertar, a mantener la lucidez, y comprender que las cosas no ocurren por
azar, que todo esta perfectamente diseñado por una inteligencia superior de la
cual formo parte.
Estar lúcida es liberarme del sufrimiento, aceptar que en
el mundo de las formas todo es dual, esa dualidad forma parte de la vida
fenoménica (la mente es la que crea esa dualidad y la proyecta en el mundo), y
que soy mucho más que ella.; es desapegarme y comprender la verdad más allá que
las situaciones sean favorables o desfavorables (es la mente la que las
etiqueta, en sí mismas, las situaciones son neutras), comprendiendo que en todo
funciona un orden superior, la inteligencia de la vida, que es la que actúa a
través de todo lo que existe.
Mediante la lucidez comprendo que soy libertad, amor, paz,
alegría, plenitud que no depende de las condiciones externas, soy conciencia,
el Ser.
La vida es como una película y cada uno de nosotros los
actores, cada cual interpreta el papel que le corresponde, la inteligencia
superior “asigna” los papeles a cada personaje para que desarrolle su
argumento, pero sin confundir que solo estamos interpretando un papel, que no
somos el personaje, que somos el actor, el ser, que mi identidad está más allá
de los sentidos, de las proyecciones, de lo que sucede en el existir.
Todo lo que me sucede es para ver, descubrir y comprender,
todo es adecuado, más allá del “bien” y del “mal”, y todo me abre cada vez más
a la lucidez. Una gran aventura: el despertar de la conciencia.
Juani
Todos formamos una gran orquesta, cada uno toca su instrumento e interpreta la melodía que le corresponde
ResponderEliminarGraias Juani , abrazos para tú corazón
Pues sí, Arianna, y entre todos componemos la sinfonía!
ResponderEliminarGracias a tí por tu participación. Namaste.