“Vivimos bajo una cadena de pensamientos que selecciona y aísla un único aspecto de la realidad”
Mathieu Richard
Un día, cuando caminaban por una región montañosa, Gauthama Budha ya mayor, bajo el sol de medio día le dijo a su discípulo Ananda:
_ Estoy sediento Ananda, cuando atravesamos las montañas, pasamos un arroyo, ¿puedes retroceder el camino y traerme un poco de agua?
Ananda retrocediendo el camino, llegó al arroyo, pero cuando llegó allí, se dio cuenta de que unas carretas acababan de atravesarlo, embarrándolo todo. Las hojas muertas que antes yacían en el fondo, ahora flotaban sobre el agua, ya no era bebible, y por supuesto no podía llevársela a Budha , así que decidió regresar junto a él. Además, sabía que unas millas más allá del sitio donde habían parado, corría un gran río de agua cristalina.
Pero Budha que era muy estricto le dijo:
-Vuelve al arroyo otra vez, porque recuerdo que cuando pasamos esa agua era pura y cristalina.
Ananda, protestó:
- Entiéndelo, entre que llegamos aquí, pasaron unas carretas por el riachuelo y el agua ya no es bebible!!
Lo sé – dijo Budha- pero ve y siéntate a orilla el tiempo que lleve. Ve y siéntate!. No te metas en la corriente, porque si te metes en ella, la ensuciarás de nuevo, simplemente espera, observa y no hagas nada….esas hojas muertas desaparecerán, el barro se asentará, entonces llena mi cuenco y regresa.
Ananda fue al riachuelo de nuevo porque no podía desobedecer a Budha y allí se sentó esperando. Y esperando, vio que las hojas muertas y el barro se iban asentando despacito, dejando el agua clara y pura, tal cual es su naturaleza, llenó su cuenco y de regreso, entendió lo que Budha trataba de decirle:
“Ananda no te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la orilla, y simplemente abserva: La naturaleza verdadera de tu mente es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones pasajeros.
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