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domingo, 29 de julio de 2018

¿Podrías aceptar profundamente lo que hay aquí, justo en este momento?


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¿Quieres una pareja perfecta? ¿Una madre o padre perfecto? ¿Un jefe perfecto? ¿Un cuerpo perfecto? ¿Sentimientos perfectos? ¿Una perfecta iluminación? ¿Una vida perfecta?
¿Qué te parece la idea de aceptar profundamente lo que hay aquí, justo en este momento? ¿Qué tal aceptar profundamente a los demás, tal y como son en este momento?
Cierto, parece un poco extraño. Suena un poco… contradictorio. Como darse por vencido. Como conformarse con menos de lo que uno se merece. Como… debilidad espiritual. Va en contra de toda esa mentalidad de “¡Ve y logra todo aquello que deseas!”.
Sí, estas enseñanzas acerca de la Presencia y del Estar Aquí y Ahora y de la Consciencia del Momento Presente podrían sonar un tanto simplistas, incluso ingenuas para la mente. Es muy fácil que se malinterpreten y que sean rechazadas. Después de todo, ¿quién querría renunciar a sus sueños del pasado y del futuro y enfrentarse a un momento misterioso? ¿Quién querría admitir la fragilidad y lo valioso de la vida, su naturaleza transitoria, su regalo agridulce? ¿Quién querría admitir su propia impotencia y reconocer su profunda humildad cósmica? ¿Quién querría morir al tiempo? ¿Quién querría renunciar a su idea de control? ¿Qué corazón podría asumir esa gracia? 
La verdad más profunda de la existencia es simple, aunque nunca simplista.


¿Aceptar “lo que es” es renunciar a la posibilidad de un cambio? No. Nunca.
¿Aceptar significa tolerar o “soportar”? ¿Significa obedecer ciegamente tus impulsos violentos? No, para nada.
¿Aceptar significa asumir un rol de vida diferente, el rol de una persona “sumamente espiritual”, “aceptando profundamente”, “una persona totalmente pacífica”? No. La aceptación no es un rol y no se trata de nada personal.
La profunda aceptación significa mirar a la vida de frente, en este momento.
¿Aceptar significa hacerse a un lado, volverse pasivo, hacerse de la vista gorda ante la violencia y permitir que pasen por encima de nosotros o de nuestros seres queridos? De ninguna manera.
Significa poner atención a lo que hay aquí, en lugar de lo que no está presente.
Significa dejar de lado las esperanzas y los sueños y despertar a lo que realmente es verdadero.
Significa terminar la guerra, dejar de ver a través de la ilusión de un “yo” separado de este misterioso movimiento de vida.
Significa alinearse completamente con las Cosas Tal y Como Son.
Finalmente, significa estar en Casa, independientemente de lo que esté pasando. 
Esta es la gran paradoja, que en la aceptación profunda y sin concesiones del momento “imperfecto” viene el cambio, un cambio creativo e inteligente, sorprendentemente natural. ¡Qué perfección!
La mente nunca ha estado a cargo del cambio.
 - Jeff Foster (La Danza de la Nada)


martes, 24 de julio de 2018

Vivir Centrado (Antonio Blay)

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Podemos estar en la vida con una actitud muy exteriorizada, periférica, o, una centrada, profunda.
A nivel físico, cuando voy por un lugar peligroso, pongo la atención en mis movimientos, el máximo control de mi actividad física, estoy buscando el centro. En determinadas situaciones afectivas, trato de estar todo yo presente, no permito que salga algo inapropiado, sino que intento estar en el centro de lo que siento profundamente. Cuando se trata de hablar, o tomar una decisión muy importante, ocurre lo mismo, me sitúo en una zona central, donde pueda decir lo que me parece más adecuado.

Esta actitud de vivir desde ese punto donde yo soy más yo mismo y que me hace manejar mejor las cosas, las reservamos para momentos muy importantes o de urgencia.

Toda la vida está fluyendo desde ese centro, desde ese eje central (centro mental, centro afectivo y centro de energía) de donde surge toda capacidad de comprensión, de sentimiento y de acción; todo lo demás es manifestación periférica de ese centro.
Desde el centro, la identidad, se funciona con soltura, se actúa con rapidez y eficacia, y no hay identificación; hay plena disponibilidad de ver, sentir y actuar.

Todo trabajo  interior, cualquiera sea el enfoque, es para alcanzar ese fondo; algunos buscan el fondo energético (físico, mental), como las artes marciales; otros, como la meditación religiosa, tratan de llegar a vivir el fondo del sentir y amar desde ahí; en meditaciones de tipo  metafísico es llegar al fondo de la mente y desde allí conectar otros niveles de consciencia.

 Es aconsejable para un equilibrio personal,  trabajar los tres niveles, de lo contrario, el nivel que esté menos desarrollado, nos traerá dificultades.

Centrarse, es aprender a vivirse como sujeto que ve, que siente, que conoce, que actúa; es tratar de estar más allí donde uno es uno mismo.
Es una luz central que ilumina todo lo que  se mueve alrededor, entonces se puede ser consciente de una cosa o de otra, sin perder la consciencia del que ve, sin pensar
En el pensar, la mente hace un gesto automático y se cierra sobre algo en particular, excluyendo el resto.

La atención central, es una atención como sujeto, no hacia el objeto y está implicada en el centramiento en su fase mental.   Estar centrado es una actitud interior profunda, significa vivir cada momento con toda mi lucidez, con toda mi capacidad de sentir, con toda la capacidad de movilizar la energía que pueda.

CUANDO VIVAS CENTRADO, 
EL EXTERIOR NO TE PODRÁ AÑADIR
 NI QUITAR NADA DE LO QUE ERES."    
                                                                                           
                                                                            Antonio Blay