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sábado, 29 de diciembre de 2012

Inconsciencia - Conciencia



  Como probablemente sabe, mientras duerme usted se mueve constantemente entre las fases del dormir sin sueños y el estado de soñar.
  De forma similar, en el estado de vigilia la mayoría de las personas sólo cambia entre inconsciencia ordinaria e inconsciencia profunda.
 Lo que yo llamo inconsciencia ordinaria significa estar identificado con sus procesos de pensamiento y con sus emociones, sus reacciones, deseos y aversiones. Es el estado normal de la mayoría de las personas.
   En ese estado usted está gobernado por la mente egotista, y es inconsciente del Ser. Es un estado no de dolor o infelicidad agudos, sino de un nivel bajo de incomodidad, descontento, aburrimiento o nerviosismo casi continuos, una especie de estática de fondo.
 Puede ser que usted no se dé cuenta de esto porque es parte frecuente de la vida "normal", del mismo modo que no se hace consciente de un ruido continuo de fondo bajo, como el zumbido de un aire acondicionado, hasta que se detiene. Cuando se detiene de repente, hay una sensación de alivio. Muchas personas usan el alcohol, las drogas, el sexo, la comida, el trabajo, la televisión o incluso el ir de compras como anestésicos, en un intento inconsciente por suprimir la incomodidad básica. Cuando esto ocurre, una actividad que podría ser muy agradable, si se usa con moderación, se convierte en una actividad compulsiva o adictiva, y todo lo que se logra a través de ella es un brevísimo alivio de síntomas.

  La incomodidad de la inconsciencia ordinaria se convierte en el dolor de la inconsciencia profunda -un estado de sufrimiento o infelicidad más agudo y más obvio cuando las cosas "van mal", cuando el ego está amenazado o en su situación vital hay un reto, una amenaza o una pérdida importante, reales o imaginarias; o cuando hay conflicto en una relación. Es una versión intensificada de la inconsciencia ordinaria, diferente de ella no en el tipo sino en el grado.

  En la inconsciencia ordinaria, la resistencia habitual o negación de lo que es crea la incomodidad y el descontento que la mayoría de las personas aceptan como la forma normal de vivir. Cuando esta resistencia se intensifica por algún reto o amenaza al ego, trae negatividad intensa en la forma de ira, miedo agudo, agresión, depresión, etcétera.

  La inconsciencia profunda a menudo significa que el cuerpo del dolor ha sido disparado y que usted se ha identificado con él. La violencia física sería imposible sin inconsciencia profunda. Puede ocurrir también cuando una multitud de personas o incluso toda una nación genera un campo colectivo de energía negativa.

  El mejor indicador de su nivel de conciencia es cómo maneja los retos de la vida cuando llegan. En esos retos, una persona ya inconsciente tiende a volverse más profundamente inconsciente y una persona consciente más intensamente consciente.

  Usted puede utilizar un reto para despertar, o puede permitir que lo empuje a un sueño aún más profundo. El sueño de la inconsciencia ordinaria se convierte entonces en una pesadilla.
  Si usted no puede estar presente ni siquiera en circunstancias normales, tales como cuando está sentado solo en una habitación, caminando por el bosque o escuchando a alguien, ciertamente no podrá permanecer consciente cuando algo "va mal" o se enfrenta con gente o situaciones difíciles, con la pérdida o la amenaza de pérdida. Usted será dominado por una reacción, que en última instancia es siempre una forma de miedo, y arrastrado a la inconsciencia profunda. 
  Esos retos son sus pruebas. Sólo la forma en que usted los resuelva le mostrará a usted y a los demás en qué punto está en cuanto a su estado de conciencia, no el tiempo que puede permanecer sentado con los ojos cerrados o qué visiones tiene.

  Así que es esencial traer más conciencia a su vida en las situaciones ordinarias cuando todo transcurre con relativa facilidad. De esta forma, usted crece en poder de presencia.
  Eso genera un campo de energía en usted y alrededor de usted de una gran frecuencia de vibraciones. Ni la inconsciencia, ni la negatividad, ni la discordia o la violencia pueden penetrar en ese campo y sobrevivir, lo mismo que la oscuridad no puede sobrevivir en la presencia de la luz.
  Cuando usted aprenda a ser testigo de sus pensamientos y emociones, que es una parte esencial de estar presente, puede quedar sorprendido cuando se dé cuenta por primera vez de la "estática" de fondo de inconsciencia ordinaria que tiene y de qué pocas veces si acaso alguna, usted está verdaderamente a gusto consigo mismo.
 En el nivel de su pensamiento, usted encontrará mucha resistencia en forma de juicio, descontento y proyección mental lejos del Ahora. En el nivel emocional, habrá una corriente subterránea de incomodidad, tensión, aburrimiento o nerviosismo. Todos son aspectos de la mente en su modo de funcionamiento habitual de resistencia al presente.
                                                                                                                                  E. Tolle

domingo, 16 de diciembre de 2012

Libertad es el Ser mismo


  
  Una idea equivocada que se suele tener es que  libertad es hacer “lo que a uno le venga en gana”, pero la libertad no tiene que ver con ello, pues no es algo de la mente pensante, sino que la libertad tiene que ver con un estado más allá de la mente, donde podemos sentir el amor y la libertad en toda su pureza. Para ello, hay que investigar, observar profundamente nuestras experiencias, nuestras motivaciones, indagar desde dónde brotan las intuiciones y la comprensión donde todo “encaja”, llegar a la fuente de donde todo está surgiendo.

  La mente concreta, con su lógica nos es útil como lo es un ordenador, es un instrumento con el cual podemos organizar ideas, manejar datos, comparar, analizar, etc., pero no es para nada creativa, porque su manera de funcionar es mecánica, automática, reactiva, nace de reglas impuestas; para alcanzar la comprensión, la libertad, debo trascender el pensamiento y llegar a vivenciar la “no separación”, conectar con la mente que intuye, sobrepasando la lógica.

La libertad es el Ser mismo: yo soy yo mismo la libertad que busco.

  No se trata de “acabar” con el pensamiento, ni descartar los sentimientos, sensaciones biológicas (sentir frío, calor, placer, dolor, etc.) sino más bien verlos como instrumentos que nos ayudan a expresar lo que somos. El problema no es que haya pensamientos, emociones, el problema surge de la identificación con estos hábitos de pensar y sentir y  la continuidad que les damos en el tiempo, creyendo ser lo que no somos; en esencia no somos nada de lo que cambia, nada de lo que aparece y desaparece es real.

  Mientras hay relación de una cosa con otra, no hay libertad, sino dependencia. Por ello hay que investigar y trascender los opuestos, la dualidad, ya que la libertad verdadera sólo puede vivirse en la unidad del amor, abriéndose a lo total, a un estado de no separatividad.

  En las relaciones de pareja, en general se habla de amor, cuando lo que se suele vivir es más bien necesidad.
  Si indago y descubro el Amor que “nada necesita”, el amor sin apegos  significa que ya he atravesado por la división y la necesidad de otro, y me habré dado cuenta de la unidad, y allí reside la Libertad, la Lucidez.

                               Ser libres es aprender a Ser.

   En la libertad no hay una entidad que diga “yo experimento la libertad”, en el tiempo no hay libertad y el yo pertenece al tiempo.
  El verdadero aprender y enseñar es siempre un descubrir.
  La oportunidad máxima para la libertad es el instante presente.